¿Qué te pasa?

¿Por qué no eres siempre felices?

¿Dónde están las respuestas?

¿Me he vuelto loco o es el mundo el que se ha vuelto loco?

¿Está todo el mundo confundido?

¿Sabe Dios lo qué está haciendo?

¿Ha muerto Dios?

¿Alguien sabe el secreto?

Bienvenido a mi mundo y al tuyo.

No paramos de hacernos preguntas y agobiarnos con las respuestas.

De hecho quizá hayas empezado el camino desesperado del crecimiento personal.

Si, te lo resumo, para estar leyendo libros “raros” que antes no leías es porque has pasado o estás pasando cosas en tu vida que no te gustan, has intentado hacer miles de cosas que no te funcionan y aún así sigues insistiendo buscando no sabes qué, pero el dolor de estar mal en el trabajo y en casa te desespera.

Nuevamente, bienvenido a mi mundo y al tuyo.

¿Al tuyo?

Si, porque no nos diferenciamos tanto, somos más iguales de lo que crees.

¿Y eso de intentar miles de cosas?

Si, te explico.

Tienes molestias, vas al médico o al psiquiatra, a un analista, a un trabajador social o a un astrólogo.

Te haces de una religión, entiendes filosofía, vas a seminarios de desarrollo personal o te das un empujoncito con las técnicas de liberación emocional.

Equilibras tus chakras, pruebas reflexología, acudes a la acupuntura en la oreja, a la iridología, a la sanación con luces y cristales.

Meditas, cantas un mantra, tomas té verde, pruebas con los pentecostales, aspiras fuego y hablas en lenguas.

Consigues centrarte, aprendes PNL, trabajas las visualizaciones, estudias psicología, te unes a un grupo de crecimiento personal, pruebas alucinógenos, la lectura psíquica, corres, te interesa la nutrición y el aeróbic, te cuelgas boca abajo, llevas joyas psíquicas…

Consigues mayor intuición, biofeedback, terapia Gestalt…

Miras fijamente al sol.

Te afeitas la cabeza, comes con los dedos y te duchas con agua fría. 

Tiras de cartas de tarot, estudias zen, haces cursos y talleres.

Lees montones de libros, recibes clases de yoga.

Vas a un retiro, ayunas y tomas aminoácidos.

Te unes a la escuela de misterios, vas al Tíbet, renuncias al sexo y a ir al cine.

Llevas un cristal, te limpian el aura.

Y un suma y sigue.

¿Qué te hace estar buscando todo esto?

El no querer sufrir.

Pero, sigues sin encontrar respuesta y por supuesto sigues sufriendo.

Básicamente no entiendes el problema que estás viviendo.

Si estás aún más confundido de lo que te he mostrado, bienvenido a mi mundo y al tuyo.

La esperanza es que para los que estamos buscando respuestas y estamos confundidos aún hay solución.

La solución que te ofrezco es fácil de entender y difícil de aplicar. 

¿Difícil?

Si, porque yo solo aprecio en este momento de mi vida lo irracional y la potencia del inconsciente.

¿Irracional e inconsciente?

Si, ya te lo iré explicando paso a paso en los emails diarios.

Ahora solo quiero que te quedes con un dato simple.

Tu círculo de confianza, los tuyos, en definitiva,  la gente en quien confías o te está reventando la vida (en la mayoría de casos no son conscientes o te están potenciando para que vivas la vida que mereces).

Te adelanto.

No hay separación entre lo personal y lo laboral.

Eso de que desconectas cuando llega el viernes, tururú, no es posible.

Tranquilo que te lo demostraré. 

Mi intención es acompañarte a que crees RELACIONES EXTRAORDINARIAS laborales y personales.

La salud cambia y el dinero también.

Pero si te pregunto:

¿De qué te acuerdas más, de tu abuela en tu cumple cuando tenías 6 años o de la paga extra que cobraste?

Está claro.

¿Si pudieras decidir entre ver a un familiar o persona muy querida que echas de menos que falleció repentinamente o por vejez durante 5 minutos o ganar un millón de euros? 

¿Qué decidirías? 

Te confieso y ya nos vemos por email.

Las personas importantes en mi vida me salvaron del burnout que vivía de forma angustiosa.

Mi recuperación fue gracias a mi círculo de confianza y por supuesto eso afectó de forma grandiosa a mi trabajo y a mi vida personal.

Nos vemos dentro diariamente y te regalo de paso un ebook para empezar a trabajar la prevención del BURNOUT, para ir calentando los motores mentales.